Resumen:
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"La invención del arte de comunicar nuestras ideas depende no tanto de los órganos que nos sirven para esta comunicación sino de una facultad inherente al hombre que le hace emplear sus órganos para ese uso, y que si careciera de ellos le haría emplear otros con el mismo fin. Dad al hombre una organización tan burda como queráis. Sin duda adquirirá menos ideas, pero con tal que tenga entre él y sus semejantes algún medio de comunicación por el cual uno pueda actuar y el otro sentir, llegarán a comunicarse la cantidad de ideas que posean. Los animales tienen, para esta comunicación, una organización más que suficiente pero nunca hacen uso de ella, lo que me parece una diferencia muy característica. No me cabe la menor duda de que los animales que trabajan y viven en comunidad, los castores, las hormigas, las abejas, tienen una lengua natural para comunicarse entre sí. También hay motivo para creer que la lengua de los castores y la de las hormigas consisten en el gesto y hablan solamente a los ojos. Sea como fuere, dado que todas estas lenguas son naturales, no pueden ser adquiridas. Los animales que las hablan las poseen al nacer, todos las poseen y en todas partes es la misma; no la cambian ni hacen el más mínimo progreso. La lengua convencional sólo pertenece al hombre y por eso éste hace progresos, ya sea para bien o para mal, al contrario de los animales. Esta única distinción parece llevarnos lejos: algunos pretenden explicarla por la diferencia de los órganos. Siento curiosidad por conocer esta explicación".
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